Como uno de los actos más humanos es el de nombrar, invitamos a nuestros lectores a que nos nombren. No importa cuán peyorativo, cursi, elegante, snob, cholo, naco, inn, etc., sea el nombre que usted elija, simplemente, en cada visita emita un nombre, susurre algo. Veamos qué resulta de ello: dejamos que los nombres nos envuelvan como la hiedra envuelve las piedras.